MI VOTO POR LUISA Y POR LA PATRIA.
- Rodrigo Mancheno

- 2 mar
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He decidido votar por Luisa González para que presida los destinos de mi país.
Mi voto es un grito de esperanza en un gobierno serio, sensible con la angustia del pueblo, honesto y transparente, enérgico para tomar decisiones de interés mayoritario sobre la codicia de unos pocos.
Mi voto es una muestra de confianza por la propuesta de Luisa para elevar la condición de salud, de trabajo, seguridad, educación, transparencia y obra pública a lo largo y ancho de la nación.
Después de ocho años de vergonzosos desgobiernos, hemos topado fondo.
Por obra y gracia de Moreno, Lasso y Noboa dejamos de ser la admiración del mundo cuando nos ubicaron en la lista de país en vías de desarrollo, y eso duele e indigna, y ahora son las mismas estadísticas del gobierno las que muestran que tenemos una pobreza extrema del 33% y que 260 mil compatriotas, muchos el sustento económico de sus familias, se quedaron sin empleo.
Indigna y lastima que miles de compatriotas ecuatorianos volvieron a formar parte de la larga lista de expatriados en busca de algún destino en lugares distantes, como si este hermoso país no tendría recurso. Preocupa que un 45 % de jóvenes en condición laboral, no puedan emanciparse de su hogar materno por falta de oportunidades laborales.
El gobierno del Sr. Noboa redujo aún más la inversión pública cerrando las puertas a la reactivación económica, pero abriendo paso a la desocupación, a la violencia, al crimen y a la extrema inseguridad. Solo en los dos primeros meses del presente año, Ecuador registró mil víctimas más del crimen.
Mi voto es un grito de protesta ante el irrespeto a las leyes, a la mentira y al mal ejemplo del primer mandatario y quienes conducen al país desde las más altas esferas, al viejo estilo de la “regalada gana” . Acabamos de vivir este circo nada democrático con el presidente Noboa participando como candidato en la primera vuelta electoral, ejerciendo el cargo de mandatario y candidato a la vez, y mal utilizando los recursos del Estado en una campaña desigual frente sus contendores, y con jueces electorales ciegos, sordos y mudos.
Nunca aceptaré el atropello a la vicepresidenta del país Verónica Abad por la que no di mi voto, pero es un vergonzoso abuso de poder e irrespeto a la norma jurídica; como tampoco el plan de desmantelamiento de los bienes del Estado en manos privadas, empezando por la anunciada venta del campo Sacha, la joya de nuestra producción petrolera.
Mi no rotundo a la corrupción familiar del actual gobierno como la de Petro Noboa.
Mi voto no es un cheque en blanco. Es mi muestra de confianza en la Revolución Ciudadana, organización política mañosamente perseguida que se levanta con el respaldo popular y que en diez años de gobierno (2007 – 2017) construyó caminos de progreso para todos.
¡Mi voto es un grito de esperanza por la paz y el progreso de esta patria hermosa y buena!.




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