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LA TRAMPA: ARMA POLÍTICA DE LA DERECHA

  • Foto del escritor: Rodrigo Rangles Lara
    Rodrigo Rangles Lara
  • 3 ene
  • 4 Min. de lectura

La historia del Ecuador está llena de episodios donde la trampa, en sus múltiples y variadas formas, han utilizado las oligarquías como arma política para encaramarse en el poder. Recordemos que la vida republicana se inicia con el magnicidio del Mariscal Antonio José de Sucre, para colocar en el gobierno al traidor Juan José Flores, el primer presidente del país.     

No vamos a contar pormenores de la desgracia que significó para el pueblo llano el ejercicio administrativo de Flores y los enormes beneficios para las castas, especialmente guayaquileñas, que cogobernaron sobre los cadáveres de los opositores.


El Ecuador de ahora no escapa a esa insana práctica, particularmente en los siete últimos años, donde la trampa, esa inmoral forma de alcanzar un objetivo, se inauguró con la felonía de Lenin Moreno, fabricada en los laboratorios de la poderosa Central de Inteligencia de los Estados Unidos, con el fin de implantar un modelo económico favorable a los intereses de la oligarquía criolla y las transnacionales norteñas.


Le sucedió Guillermo Lasso quién asumió la presidencia tras una campaña tramposa plagada de ofertas de corte popular que jamás cumplió, entregó el país a las bandas del narcotráfico y guarda silencio sobre acusaciones de lavado de dinero en su próspero y boyante Banco de Guayaquil, entre otras graves inculpaciones de actos de corrupción.


Ahora sabemos, gracias a los chats de Fernando Villavicencio, que la fiscal Diana Salazar presionó al Consejo Nacional Electoral para favorecer ilegalmente la candidatura del banquero y, los medios de difusión mercantiles, echaron tierra sobre denuncias de un misterioso depósito de 200 mil dólares en la cuenta del consejero Enrique Pita García.


Tras la declaratoria de muerte cruzada para evitar su destitución, Lasso se convirtió en el mejor ejemplo para el bisoño candidato Daniel Noboa, quien emuló a ese nefasto personaje reeditando una campaña abundante en falacias, rematada con el planificado asesinato del candidato pro norteamericano Fernando Villavicencio que, la Fiscal Salazar, utilizó tramposamente para culpar, del macabro suceso, a Rafael Correa, la Revolución Ciudadana y ayudó a sentar, en Carondelet, al actual mandatario.


Convocado a un nuevo proceso electoral, el ahora candidato Noboa trata de revertir su bien ganada repulsa popular, no sólo por la inoperancia farandulera, sino porque logró llevar al país a un estado de quiebra, con un incremento de la pobreza cercana al 60 por ciento de la población.


Es difícil lograr el voto y reeditar la confianza de la ciudadanía si, a las desgracias de la población sumamos una violencia institucionalizada al mando del narcotráfico, una policía y milicia penetradas a nivel de generales, una deuda externa de más de 85 mil millones de dólares, servicios públicos en abandono total - a extremo de que la población soportó apagones de hasta 14 horas diarias, durante varios meses - y ni hablar de derechos, como la educación o la salud, puestos, intencionalmente, en la picota.


En esas condiciones, nada favorables para enfrentar las elecciones, de febrero próximo, Noboa rema desesperadamente contracorriente, con mínimas posibilidades de lograr la ansiada reelección, de no ser por la aplicación de una mágica fórmula anunciada, por el mismo, cuando señaló, sin el menor rubor: “Es fácil comprarse un juez o un fiscal”.


Sin duda, hay varias formas de aplicar ese aserto y, por lo visto, Noboa sabe cómo hacerlo - No de otro modo se entiende el nombramiento, de cónsul en Estados Unidos, a un hermano de la presidente del Consejo Nacional Electoral Diana Atamaín o la entrega, a dedo, de contratos superiores a los 430 millones de dólares a favor de Nelson Jaramillo Pita, representante de la empresa turca Car Powership, sobrino del vicepresidente de ese organismo, Enrique Pita García,  para proveer  320 megavatios de energía térmica a través de barcazas de esa nacionalidad.  


Al respecto, el ex ministro de Gobierno, José Serrano, pidió investigar el origen de los 400 mil dólares invertidos en el traslado de la barcaza turca hacia Ecuador, porque; “hay serios indicios de narcotráfico” y, por otro lado, se denunció públicamente que Car Powership enfrenta conflictos judiciales y, para rematar, Jaramillo Pita, afronta varios juicios, incluyendo estafas y defraudaciones.


Diana Atamaín, rompiendo el código de la democracia, pretende evadir su responsabilidad y, pasar por alto, la obligación de pedir licencia a los candidatos que van a la reelección, con el cínico ánimo de respaldar a Noboa en su decisión de impedir que la vicepresidente, Verónica Abad, asuma el cargo, haciendo fisga de la constitución, como ha hecho costumbre.


Noboa aprovecha el cargo para obtener ventaja en la competición electoral inventándose, calculadamente, un programa llamado Jóvenes en Acción, entregando un bono de 400 dólares, durante tres meses, a 80 mil personas entre 18 y 29 años, con el argumento de “formarlos en áreas de liderazgo, emprendimiento y participación social”.


En otro ejercicio de utilizar ilegalmente el erario público para hacer campaña, el gobierno anunció el regalo de 80 mil cocinas de inducción, a hogares pobres, en todo el territorio nacional.  Esos artefactos constituyen el residuo de un plan iniciado en el gobierno de Rafael Correa, congelado por los sucesivos regímenes neoliberales sólo por encono contra Correa, hasta que, hoy, le resucita Noboa para ganar votos.


Noboa ha demostrado ser amante del maquiavélico principio de que “el fin justifica los medios” y para conseguirlo contrata, por ejemplo, consultoras de opinión pública a la manera de CEDATOS, experta en acomodar las encuestas según los deseos del cliente. El mismo Noboa sabe que son falsas, pero necesarias para hacer pensar a la población que se encuentra liderando las preferencias electorales, lo cual, además, le puede ser muy útil, como coartada, para justificar cualquier maniobra de fraude electoral.


A nuestro modo de ver, dado el negativo escenario político que afronta Noboa, un fraude es la única manera como podría acceder nuevamente a regir los destinos del Ecuador y, para eso, cuenta con la poderosa complicidad de organismos norteamericanos, hábiles en maniobras fraudulentas, emboscadas, celadas, maquinaciones, como el asesinato de Villavicencio, para citar un ejemplo.


En el plano local, tiene en su bolsillo a periodistas muy bien remunerados que, desde los medios pautados, forman parte de esa orquesta dirigida por poderes fácticos, nacionales y extranjeros, con el fin de evitar, a toda costa, la existencia de un gobierno capaz de poner freno a sus desmesurados privilegios y se atreva a rescatar de la miseria a esa creciente masa de ecuatorianos, víctimas de los deshumanizados tres últimos gobiernos.


Atentos ¡el peligro asecha!

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