UNIRSE O FRACASAR
- Rodrigo Rangles Lara
- 21 jul 2024
- 3 Min. de lectura

Se ha repetido, hasta el cansancio, que en la unión de las fuerzas políticas de izquierda está el secreto de la victoria; pero, la ceguera, o conveniencias de quienes pretenden mantener el inhumano neoliberalismo, propician entusiasmados la división desde distintos frentes.
Hay solapados que, desde el interior de la Revolución Ciudadana, buscan y rebuscan argumentos para torpedear la decisión de altos dirigentes convencidos de estrechar lazos, especialmente con la CONAIE y Leonidas Iza, a fin de enfrentar las elecciones del 2025.
Mucho cuidado con esos “ideólogos puristas” o “revolucionarios de siempre” expertos en revivir los desencuentros del pasado con el movimiento indígena, apuntando acusaciones - ciertas y reales - contra las acciones traicioneras del Pachakutik de Mario Santi, Salvador Quishpe, Lourdes Tibán y tantos otros vendidos a la oligarquía y a las transnacionales; sin tomar en cuenta que Iza, y la nueva dirigencia de la CONAIE, están ahora, ideológica y políticamente contra el neoliberalismo y el hegemón norteamericano.
Algo parecido sucede con los sobrevivientes bandos derechistas de Pachakutik y la misma CONAIE, enfilando venenosos dardos contra la Revolución Ciudadana con el sólo propósito de evitar una coalición que permita recuperar la soberanía de la patria, la institucionalidad y establecer condiciones dignas de vida para los ecuatorianos.
Tarde o temprano descubriremos que, tras esas y otras actitudes divisionistas, se encuentra la mano de la famosa embajada que tiene a su servicio a vendepatrias de todo calibre, desde candidatos presidenciales, pasando por dirigentes de partidos políticos, líderes sindicales, gerentes de organizaciones no gubernamentales (ONGs), parlamentarios y hasta periodistas.
Si repasamos un poco el libro “La CIA por dentro”, del norteamericano Philip Agee, encontraremos un relato minucioso de cómo compró al mismo cardenal Carlos de la Torre y, a tantos otros, de ese o menor nivel, para sostener la dictadura, mantener el statu quo y evitar cualquier posibilidad de desarrollo de las fuerzas progresistas.
Entre los éxitos logrados por esa penetración mercenaria está la formación de un pomposamente llamado Partido Marxista Leninista Ecuatoriano que, bajo un discurso radical de izquierda, dividió a los socialistas entre “chinos” y “cabezones”, defendió a regímenes sangrientos como el de Pinochet o atacó a gobiernos revolucionarios como el cubano, en franca alianza con la geopolítica norteamericana.
Este episodio rememoro en estas líneas para que estemos atentos a los turbios manejos de ese ultra izquierdista partido llamado Movimiento Popular Democrático (MPD), transmutado a Unidad Popular que, hoy en día, acumula fuerzas en las calles movilizando descontentos contra el actual gobierno.
¿Qué pretende? La historia nos ha demostrado que los dirigentes de ese ultrista movimiento sigue instrucciones de sus creadores, muy hábiles para dividir fuerzas progresistas como lo hicieron, en las dos últimas campañas, atacando las candidaturas de la Revolución Ciudadana e impulsando las ambiciones presidenciales de Guillermo Lasso y Daniel Noboa.
Con ese propósito, ya tienen candidato presidencial chimbador propio, utilizando a Jorge Escala, un tradicional dirigente del magisterio nacional, que les permitirá captar adeptos de despistados ciudadanos contra el progresismo y, a su vez, chantajear o negociar para obtener privilegios individuales y enancarse en posiciones de poder con el fin de servir a sus amos y señores.
Si en buena hora se lograría la unión de las fuerzas progresistas - mejor, bajo el paraguas de una plataforma programática - se habría dado un salto cualitativo en busca de alcanzar el poder; sin embargo, esa lucha va a enfrentar la fuerza de los poderes fácticos aglutinados alrededor de cualquiera sea el candidato de la derecha y ultraderecha, a imagen y semejanza de Daniel Noboa, es decir, pobres seres humanos - de pocas luces y corruptos- solamente persiguiendo el dinero, su dios y religión.
Especial cuidado merecen el poder electoral coaligado con la derecha, la poderosa maquinaria mediática operada inmoralmente por auténticos mercenarios de la comunicación, una justicia dedicada a inventar casos contra opositores al régimen y, por supuesto, la inefable embajada, con su bien dotada nómina de antipatrias, dispuesta a mantener el control del país a toda costa.
En ese orden de cosas, surge una pregunta: ¿El magnicidio de Villavicencio fue solo obra de narcotraficantes? Todos sabemos que, más allá de sus turbios negocios, resultó oportuna y decisiva su ejecución - ideada en mentes tenebrosas que actúan a la sombre del poder - porque cambió drásticamente el resultado de las votaciones, perjudicando a Luisa González, segura ganadora de ese evento.
En consecuencia, si verdaderamente deseamos un país mejor, la urgente consigna es: unirse, unirse y unirse.
UNIRSE ES EL CAMINO PERO SI NO SE PUEDE?…HAY QUE LUCHAR CON LO MEJOR QUE TENEMOS DE RESERVA MORAL Y POLÍTICA. A RECLUTAR GENTE COMPROMETIDA Y EMPEZAR POR ALFABETIZAR AL IGNORANTE POLÍTICO. QUE ES LO QUE HA FALTADO UNA VEZ QUE ESTAS EN EL PODER!