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ECUADOR: DEMOCRACIA EN RIESGO

  • Foto del escritor: Wagner Abril
    Wagner Abril
  • 12 dic 2024
  • 3 Min. de lectura

Petróleo, banano, café, minerales, cacao, flores y camarón, entre varios tesoros que la tierra fértil del ecuador ha ofrecido a sus trabajadores pueblos, son recursos naturales que han sostenido la historia económica del ecuador.


Desde 1972, el excremento del diablo, ha enriquecido a empresas petroleras del extranjero y algunos bolsillos de empresarios nacionales, destruyendo la fértil naturaleza del oriente ecuatoriano, afectando la vida de pueblos ancestrales, condenados a la pobreza, enfermedades y faltos de educación.


Ahora, el “país de la mitad del mundo”, más que antes, enfrenta un oscuro escenario y entra en terrenos peligrosos de la política. ¿Una dictadura? En diciembre cumplirá tres meses de “apagones”, sin energía eléctrica con periodos de hasta 14 horas, violencia en aumento y, adicionalmente, desencanto y frustración social generalizados que llegan al miedo y la angustia.


El prometido “nuevo ecuador” del presidente Daniel Noboa resultó el mayor engaño para el pueblo. Su personalidad autodefinida por ser un “mal enemigo” se ha reflejado en medidas que afectaron a integrantes de su propio gobierno: ministra de energía, acusada de “sabotaje”; vicepresidenta de la república Verónica Abad, abruptamente confinada a Israel y luego a Turquía; y otras abusivas.


Calificado como “odio profundo del patrón de comportamiento” con obsesión por dañar a la segunda mandataria, sin razón alguna que lo justifique, llegó a nombrar una nueva vicepresidenta, rompiendo la norma constitucional.


En 2007, el gobierno de la revolución ciudadana en ecuador, país multiétnico y pluricultural, sorprendió al mundo con su propuesta singular: mantener bajo tierra el petróleo de la zona intangible del Yasuní en la región oriental a cambio de una justa compensación de países ricos y organismos internacionales, por el 50% de los ingresos que podría recibir con la explotación del crudo. 


Fue más allá de simple política ambiental. Ecuador buscaba servir a la humanidad con un homenaje a la selva, al aire puro. Era una muestra de amor a la humanidad que enfrentaba el calentamiento global. El mundo rechazó la oferta del país ecuatorial.


Para frenar los fenómenos extremos del clima, el mundo tiene hasta el 2030 para cambiar el modelo económico depredador de recursos naturales y biodiversidad, con su estilo de vida consumista, afirman miles de científicos.


Las confrontaciones continúan en televisión y redes sociales. Empresarios que defienden el “valor de cambio” y privilegian intereses de firmas petroleras debaten ideas sobre la vida de la humanidad y la muerte del agua, aire, flora, fauna y de todo lo que sostiene la vida humana presente y futura.   


La simplona y mentirosa justificación del gobierno de Noboa sobre los cortes de energía: “es la más grave sequía en 60 años” y el cambio climático -con ministros también improvisados- ignora las graves advertencias que organismos internacionales, grupos de científicos y ongs especializadas, presentaron años atrás en numerosas oportunidades, sobre los fenómenos climáticos extremos: sequías, contaminación ambiental, inundaciones, acidificación de ríos y mares, y otros que anuncian hambrunas y emigraciones masivas, etc.


Lo único que demuestra el gobierno de Daniel Noboa Azin es un teatral desconocimiento que no logra ocultar las intenciones que guarda cada una de sus erradas políticas y leyes.


La conocida publicación británica The Economist incluyó a ecuador en la nómina de “estados fallidos”. Adicionalmente, la adquisición del programa de espionaje “Pegasus”, las pérdidas económicas estimadas en $ 7.500 millones de dólares, con reacciones populares que se dieron en varias provincias justifican  en el pueblo la creencia de que “la democracia está en riesgo”.

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